Sanguinetti

Sanguinetti salió al ruedo político y lo hizo frenéticamente: llamó «fascistas» a los sindicalistas de la educación y logró una reunión que juntó a Lacalle Pou con Larrañaga. Armó un nuevo grupo —que él lidera—, está recorriendo los barrios y las encuestadoras ya preparan sondeos.

Es difícil creer en la inocencia de un político de raza. Julio María Sanguinetti jura que ninguno de los movimientos que hizo en las últimas semanas tienen una intención mayor que la de tender una mano a unos amigos que fueron a tocarle la puerta. Pero lo cierto es que, queriéndolo o no, se posicionó, una vez más, 18 años después de dejar la Presidencia, como la voz más crítica y beligerante contra el Frente Amplio y los sindicatos. También se colocó —aunque él descarta intencionalidades— como la voz del Partido Colorado, tras la reunión que mantuvo con los principales precandidatos del Partido Nacional, los senadores Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga.

Sanguinetti pateó el avispero de su partido y de la oposición toda, que desparramada, dividida, desordenada, no logra aún generar ideas conjuntas que le sirvan para mostrarse como un bloque unido contra el oficialismo. Eso al menos es lo que piensa él. Y fue lo que planteó en la reunión que mantuvo con los líderes blancos. Ambos le preguntaron si pensaba ser candidato. Él contestó lo de siempre: «Hace ya 18 años que dije que no iba a ser candidato. No quiero hacer el ridículo». Pero hace unos meses también descartaba presentarse como elegible al Senado, cosa que ahora ya no hace.

Sanguinetti está en plena gira por los barrios. Hoy irá a un club de bochas en Euskalerría. Días atrás estuvo en Las Piedras y ocasionó un gran revuelo llamando «fascistas» a los docentes. Durante la semana tiene planeados varios actos: estará en Punta del Este, y también en la Casa del Partido Colorado. Volvió al barro. Aunque él declara que no hay mucha diferencia, lo cierto es que una cosa es hacer política detrás de su escritorio, escribiendo y yendo a un acto de vez en cuando; y otra, bastante distinta, es salir a la calle a buscar votos.

Al ataque.

En una habitación de su casa, donde suele recibir a quienes lo visitan o se acercan para entrevistarlo, entre obras de arte, su banda presidencial —usó la misma las dos veces—, una vasta biblioteca en la que conviven libros de pintura de un lado y política internacional del otro, un amplio escritorio, y sillones tan viejos como impecables, Sanguinetti explica —palabras más, palabras menos—, que lo que vio fue una oportunidad para atacar.

—¿Es difícil ganarle al Frente Amplio el año que viene?

—Yo diría que lo difícil es perder.

Hay al menos dos encuestadoras que preparan sondeos para medir cómo impactó la salida a la cancha de Sanguinetti. El expresidente José Mujica ya hizo su análisis: dijo que «con dos moñas» logró tener a toda la oposición bailando a su alrededor.

—Este es el único país donde se piensa que una persona con mi edad puede ser candidata. Este era un país de presidentes jóvenes. Esto empezó con Jorge Batlle, siguió con Tabaré Vázquez, después con Mujica, y otra vez con Vázquez. Antes éramos jóvenes: en mi primera presidencia yo tenía 49; en mi segunda, 59.

Pero al mismo tiempo Sanguinetti sostiene que, en los últimos años, después del senador Pedro Bordaberry —que ya anunció su retiro de la vida política tras esta legislatura—, él ha sido el otro colorado con más exposición mediática.

Hoy tiene 82. Y quienes lo rodean alertan que si alguna encuesta mostrara que prende en la gente, irían a insistirle de vuelta «para que haga el esfuerzo». Confirman que es verdad que se viene negando, pero también señalan que si Mujica rompiera con su promesa de no presentarse en la próxima elección, esto le podría dar el impulso necesario para intentarlo.

Hace dos semanas que no hace más que aparecer en canales de televisión, en entrevistas radiales, en notas en los diarios. Su figura es motivo de artículos de opinión, críticos o no. Y de posteos en las redes sociales. El más duro fue el tuit del diputado colorado, líder de Batllistas Orejanos, precandidato a la Presidencia, Fernando Amado: «I see dead people», escribió parafraseando una escena de la película Sexto Sentido en la que un niño tiene el extraño poder de ver gente que está muerta.

—Los insultos no los contesto —cierra Sanguinetti.

Una B a la izquierda.

El viernes apareció en las redes el logo del nuevo movimiento. Mientras José Amorín Batlle se mueve dentro de su Propuesta Batllista y los seguidores de Amado lo hacen con Batllistas Orejanos, los sanguinettistas apuestan a la síntesis: Batllistas. Y punto. Batllistas a secas.

El logo: un círculo rojo con una enorme «B» blanca dentro. La «B» está inclinada hacia la izquierda. Debajo del círculo una línea negra, subrayándolo. Más abajo, en tipografía también negra: «Batllistas».

Julio María Sanguinetti al ruedo nuevamente luego de 18 años. Foto: Fernando Ponzetto.

Julio María Sanguinetti al ruedo nuevamente luego de 18 años. Foto: Fernando Ponzetto.

El objetivo, sostiene Sanguinetti, es lograr una «importante» presencia parlamentaria en la próxima legislatura. Todo esto, sin embargo, se hace sin aún definir un candidato. Y este es el punto. Muchos que hoy están con Sanguinetti pensaron en un principio en apoyar la precandidatura del economista Ernesto Talvi —que todavía no fue anunciada oficialmente, pero para muchos es un hecho que se concrete cuando termine la Copa del Mundo (ver aparte). Sin embargo, Talvi apunta a sangre nueva para hacer campaña, no quiere verse atado a nada ni a nadie; ni a Bordaberry, ni a Sanguinetti, ni a ningún otro rostro «que esté ya muy quemado», señala uno de los colaboradores más cercanos al economista.

«Se quiere posicionar como la nueva política, y ellos son la vieja política», sostiene.

«Ellos» son todos los que fueron a buscar a Sanguinetti para que vuelva: el exvicepresidente Luis Hierro López y el diputado Tabaré Viera, primero. Con ellos vienen también el intendente de Rivera, Marne Osorio —el único jerarca municipal que tienen los colorados. Y los diputados Germán Cardoso, Conrado Rodríguez y Walter Verri. Cardoso supo ser una de las caras más visibles de Vamos Uruguay. En un momento lanzó la idea de convertirse en precandidato, pero ahora se unió al grupo liderado por Sanguinetti. En uno de los actos de esta semana, en el de Punta del Este, Cardoso acompañará al expresidente.

Todos Juntos.

En política una foto vale más que mil palabras: Lacalle Pou, Larrañaga y Sanguinetti en una misma imagen dice más de lo que el expresidente colorado quiera aclarar. Sostiene que él fue al encuentro a título personal, que no lo hizo como representante del partido. Sin embargo, lo hizo mientras se anunciaba la aparición de un nuevo grupo político, con él como máximo líder.

Sanguinetti logró mostrar a los dos rivales blancos unidos después de mucho tiempo, y tras unos cruces mediáticos por la negativa del líder de Todos de firmar el proyecto de Larrañaga de reforma constitucional que propone cambios en la seguridad pública. Es que para Sanguinetti no hay vueltas: para ganarle al FA hay que unirse. Por eso propone crear un eje programático en el que todos los actores de la oposición estén de acuerdo.

—La gente tiene que sentir que la alternancia con el Frente no es tan solo una simple aventura opositora, sino que también existe la certeza de un nuevo gobierno con ideas claras —señala Sanguinetti, que define a Lacalle Pou y a Larrañaga como «dos buenos amigos».

Ellos no quisieron hacer declaraciones para este artículo.

Desde el Partido Independiente, Pablo Mieres, en tanto, ya salió a despegarse, advirtiendo un supuesto afán de «restaurar la coalición blanquicolorada (…), la época de los gobiernos de colorados y blancos formando una coalición excluyente que, luego de un continuo deterioro de su respaldo popular, fue desplazada por el Frente Amplio».

Educación e historia.

Si hay unos archienemigos históricos de Sanguinetti, esos son los gremios de la enseñanza. Y la primera jugada fuerte del colorado en su vuelta al ruedo tuvo que ver, justamente, con ellos. «La asociación de profesores es fascista y lo digo acá con todas las letras, es fascista, lo declaró persona no grata (al consejero Robert Silva) y pidió que cuando entre a cualquier liceo se retiren los afiliados», dijo el expresidente. La patada en la boca era para ADES, el sindicato en Montevideo, y al ala más radical de este. La pelea con Silva fue porque este pidió una investigación para saber las condiciones en que se habría autorizado un simulacro de secuestro en el liceo IAVA, para mostrar cómo se llevaban adelante esas prácticas en la dictadura.

Javier Iglesias, de ADES, fue quien salió a contestarle, advirtiendo que Sanguinetti fue parte del gobierno de Juan María Bordaberry como ministro de Educación y Cultura, cuando ya «se torturaba estudiantes, los escuadrones de la muerte operaban asesinando a trabajadores y estudiantes y esas sí eran acciones fascistas», según dijo a Teledoce. ADES también recordó la ley 14.101, de cuando Sanguinetti era ministro, que entre otras cosas les quitaba autonomía a los gobiernos de Primaria, Secundaria y UTU, al tiempo que responsabilizaba a alumnos, padres y profesores de los posibles actos que pudieran violar la laicidad en los centros.

Por esos años el diputado Hugo Batalla, que se convertiría muchos años después en el vicepresidente de Sanguinetti en su segundo gobierno, pero que en ese entonces era parte de las filas del Frente Amplio, declaró que la ley del entonces ministro, lejos de despolitizar a los centros educativos y buscar la paz en ellos, promovía una concepción «reaccionaria» de la educación. Lo mismo salieron a decir los sindicatos. El Partido Nacional estuvo dividido.

Sanguinetti, que fue ministro hasta el 27 de octubre de 1972, cuando renunció al cargo, ocho meses exactos antes del golpe; que fue proscripto, y que escribió en esos años artículos contra la dictadura, dice estar «orgulloso» de esa ley, y de todo lo que hizo en política.

—Yo estoy orgulloso de todo lo que hice en la vida democrática. Muchos de ellos no deberían estar tan orgullosos. Porque en febrero de 1973, cuando empezó todo, ellos estuvieron muy cerca del golpe de Estado. Querían un gobierno nacional y popular, cívico y militar. El gran debate ese año era el arrasamiento de las autonomías sagradas de Primaria, Secundaria y UTU, que representaban una anarquía en la educación. Y el gran alegato en contra de la ley era cómo barríamos con esas autonomías para poner por encima de todo un órgano superior. Ese era el gran enojo. Bueno, cambiaron los gobiernos, pasaron los gobiernos, vinieron los colorados, los blancos, el Frente, y ese consejo nacional de educación, que ahora es el Codicen, ahí está, nadie lo rectificó. Con los años la gente termina reconociendo.

Un Sanguinetti auténtico es el que sale al ruedo. Sin traicionarse. Con su ropa color pastel. Con un discurso que apela a la confrontación.

Amorín va de nuevo
Senador José Amorín Batlle. Foto: Francisco Flores.

Pocos días después de que Pedro Bordaberry anunciara que a partir de la próxima legislatura se alejará de la vida política, quien fuera su candidato a vice, el exintendente de Salto, Germán Coutinho, anunció una alianza con José Amorín Batlle. Esta es la gran jugada que hizo Propuesta Batllista, que se siente el favorito.

Amado se larga solo
Diputado Fernando Amado. Foto: archivo El País.

Tras mil desencuentros con Bordaberry y con varios otros dirigentes de Vamos Uruguay, el diputado Fernando Amado decidió largarse solo con Batllistas Orejanos. Colocándose más a la izquierda que la mayoría del partido, y apuntando a ganar votos de frenteamplistas desencantados, Amado busca dar el batacazo en la interna.

Talvi ya es un hecho
Economista Ernesto Talvi, director de Ceres. Foto: Ariel Colmegna.

Nadie duda que el desembarco de Ernesto Talvi en el Partido Colorado es un hecho. Los diputados Adrián Peña y Ope Pasquet ya presentaron el nuevo movimiento, Ciudadanos, que contaría con su liderazgo tras la Copa del Mundo. Las charlas que Talvi viene dando por todo el país con Ceres llevan por nombre, justamente, Encuentros Ciudadanos.

«La mitad del Frente Amplio es antidemocrática»

Sanguinetti ganó sus dos elecciones a la Presidencia tras campañas en las que alertaba sobre fuerzas marxistas en el Frente Amplio, y sobre los peligros de estas. Hoy dice que esto ya no existe, sino que lo que hay es «un riesgo populista». El expresidente señala que «la realidad ha derrotado la utopía marxista», pero al mismo tipo advierte que, dentro del Frente Amplio, hay grupos antidemocráticos.

«En el Frente Amplio cada día es más claro que hay una mitad democrática y una mitad antidemocrática, que nunca fue democrática, no es democrática, y no fue democrática nunca. Por eso mismo puede imaginar que países sin libertad de expresión del pensamiento como Venezuela, o como Cuba, son democracias. Todo aquel que diga que Venezuela es una democracia no es democrático», sostiene el exmandatario.

Sanguinetti advierte que, a la luz de estos hechos, «es muy difícil» que la oposición pierda la próxima elección.

«El mismo Frente Amplio es el que reconoce enormes desgastes. Por todos los lugares donde uno transita se encuentra con desencantados. Con gente que aún no sabe a quién votar, pero que dicen que al Frente no lo votan más», señala el líder de Batllistas.

Para Sanguinetti es muy probable que el próximo presidente salga del Partido Nacional, pero también sabe que, si no se logra reconvertir el Partido Colorado, si no se convierte en una alternativa fuerte más, es difícil que los blancos le puedan ganar un balotaje solos al Frente.

«Por eso hay que unirse. Hay que generar acuerdos que muestren que la alternativa existe», concluye.

Para Sanguinetti, la gran coalición que se puede generar es de blancos y colorados. Sobre el Partido de la Gente de Eduardo Novick, que ha dicho que los líderes de los partidos tradicionales «se juntan entre ellos, pero no quieren concertación», prefiere no hacer declaraciones.

«Hay que ofrecer una alternativa a la gente»

Carlos Tapia

¿Por qué decidió salir ahora al ruedo político?

Julio María Sanguinetti

Luego de la salida de Pedro Bordaberry el partido perdió una capacidad de presencia política importante. El propio Pedro disminuyó su labor parlamentaria, que ha sido muy destacada e importante. En ese contexto, a su vez, se produce un acomodo de Vamos Uruguay, que era la mayoría. El número dos, Germán Coutinho, hace un acuerdo con José Amorín Batlle, y hacen una fórmula que está muy bien, que es muy positiva. Por otro lado, otra gente empieza a especular sobre la alternativa de Ernesto Talvi: que Talvi sí, que Talvi no. Y en esa incertidumbre un grupo de gente de diversos orígenes, cuya nómina salió en estos días, me vienen a ver y me piden que haga una amalgama, que sea el portavoz de un grupo batllista. Así fue que decidimos presentar el sublema Batllistas, y aquí estoy yo, siendo el portavoz de este noble conglomerado.

Carlos Tapia

Es un movimiento que aún no cuenta con un candidato…

Julio María Sanguinetti

A la Presidencia. Pero eso ya se verá. Este grupo pretende asegurar la presencia de legisladores batllistas en el Parlamento. Esta es una definición política e ideológica. Es un grupo batllista, de personas que están en actividad, en un momento en que el partido empieza a necesitar definiciones y jugadores en la cancha.

Carlos Tapia

Pero candidato van a necesitar…

Julio María Sanguinetti

En Uruguay vivimos una deformación: creemos que hacer política es ser candidato. Y confundimos la política con las elecciones. Por eso a mí me preguntan: ¿Usted volvió a la política? Y yo pregunto: ¿Y cuándo me alejé?

Carlos Tapia

Pero una cosa es hacerla detrás del escritorio y otra es salir al ruedo. Hoy domingo se presenta en el Club de Bochas Treinta y Tres, en Euskalerría. ¿Cuánto hacía que no iba a hacer actos en los barrios?

Julio María Sanguinetti

Ah, de eso hace tiempo. Pero tampoco había dejado de estar. Durante la interna juvenil fui a un acto en el Marconi, que dio mucho que hablar, porque yo llegué en taxi.

Carlos Tapia

¿Percibe como distinta la llegada que tiene ahora con la gente, comparada con la que tenía en la última campaña, ya hace más de 20 años?

Julio María Sanguinetti

Yo no me alejé de la gente. Soy alguien que anda por la calle, que va al fútbol, que va a las asambleas de Peñarol. Me muevo mucho, también, en los actos culturales. Lo que veo hasta ahora es una muy buena respuesta de ánimo. Mi partido estaba con mucha gente desanimada, y hoy expresa ánimo, ganas, voluntad, y empieza a moverse la cosa. Por otro lado, la visita que les hice a los líderes blancos ha generado mucha expectativa, una tensión mediática importante y hasta algunos enojos, con lo cual de algún modo también ha repercutido. Y eso es bueno.

Carlos Tapia

¿Eso lo planeó usted? ¿A los blancos los llamó usted?

Julio María Sanguinetti

Con respecto a los blancos lo que pensé fue que era bueno y útil para el país, que la oposición construyera, empezara a construir una alternativa, basada en tres o cuatro puntos fundamentales, para que antes de la elección la gente sintiera que la alternancia con el Frente no era una simple aventura opositora, sino también la certeza de un nuevo gobierno con ideas claras. Como no tengo ninguna representación particular fui a título personal. Los llamé a los dos líderes blancos, que representan la fuerza de oposición hoy con mayor representatividad en el Parlamento, para plantearles esta idea. Fue eso y nada más.

Carlos Tapia

¿Se puede generar una agenda común entre los partidos de la oposición?

Julio María Sanguinetti

Lo que yo dije es que me parece importante ofrecerle al país la garantía de una alternativa. Ningún partido de oposición puede hoy asumir con realismo que va a tener el 50% de los votos. Quiere decir que si se produce la alternativa que estamos esperando va a haber necesariamente un gobierno de coalición. En consecuencia, pienso que lo mejor para que ese gobierno de coalición llegue a cristalizarse y llegue a ser lo que esperamos, es que previamente le ofrezca al país la garantía de que, por lo menos, en educación, en seguridad pública, inserción internacional y drogas, hay un consenso sobre ciertos principios.

Carlos Tapia

¿Se precisa un gobierno que pueda asumir costos políticos para hacer una nueva reforma educativa?

Julio María Sanguinetti

Lo de los costos políticos es muy particular. Acá hoy se asume que hay medidas muy antipáticas, como dijo el director de policía Mario Layera, por ejercer actos de autoridad discutibles. Yo creo que es al revés. La gente hoy está reclamando que haya un ejercicio efectivo de la autoridad del Estado. En la educación ya se sabe que quien intente cambiar la educación va a tener en frente a todas unas fuerzas muy movilizadas. Este mismo gobierno lo demostró, el presidente Tabaré Vázquez quiso intentar un cambio, para eso nombró a dos personas muy respetadas de la educación (Juan Pedro Mir y Fernando Filgueira), y duraron tres meses porque les hicieron la vida imposible los gremios. Entonces, ya se sabe que el que venga va a tener eso. ¿Pero eso es impopular? No. Es impopular en algunas direcciones sindicales muy atrasadas opuestas al cambio. El país entero está reclamando y exigiendo que la educación se cambie y los resultados sean mejores, que haya más disciplina interna, que haya más entendimiento, que haya más exigencia, que terminemos con el pase social.

Carlos Tapia

¿Cómo imagina que la gente más joven, menores de 30, perciben su imagen?

Julio María Sanguinetti

Es que yo no siento que me haya alejado demasiado. Nunca me sentí lejos de la gente, honestamente lo digo. Fíjese que cada vez que presenté un libro hubo una multitud: en el municipio, en el Hotel Plaza, donde sea. Los libros se han vendido muchísimo también. Yo no he sentido ninguna distancia. Después de Bordaberry debo haber sido el colorado con más presencia mediática. Y lo bueno es que yo tengo la misma voluntad de siempre, trabajo todo el día, trabajo en los artículos aquí en Argentina, en Madrid. Escribo los artículos del Correo de los Viernes. Y los del diario El País una vez por mes. Ahora estoy trabajando en otro libro donde junto artículos de 50 o 60 años sobre el tema de Israel, con motivo de los 70 años del Estado. O sea que tengo mucha actividad: a esto le agrego lo de fogonear la vida electoral. A todos los amigos les dije: miren que yo ya tengo mucha actividad definida, nacional e internacional, pero me las arreglaré. Y la prueba está que me estoy arreglando como puedo.

Carlos Tapia

¿Y le divierte estar un poco más en el barro de la política?

Julio María Sanguinetti

La política siempre me gustó y me divierte. Vuelvo a decir que ya hice un precalentamiento en la elección juvenil de fin del año pa-sado. Y me quedé muy feliz: por-que con 10.000 o 15.000 votantes estábamos contentos, y vinieron 30.000. Lo cual nos dio la pauta también de que el partido lo que estaba necesitando era eso: definiciones, gente que saliera a la calle y volviera a robustecer el ánimo que estaba hasta ese momento bastante alicaído.

Carlos Tapia

¿Va a ser candidato a senador?

Julio María Sanguinetti

A esta altura de mi vida es obvio que no tengo ninguna expectativa de cargo como deseo o como voluntad. Si en definitiva los acontecimientos lo hacen imprescindible, podré integrarme a una lista parlamentaria. Ese es el punto.

Carlos Tapia

¿Y a presidente?

Julio María Sanguinetti

Hace 18 años ya dije que no porque… ya no contesto esa pregunta. Me niego a contestarla.

Carlos Tapia

Hay varias encuestadoras que están preparando sondeos para ver cómo cayó su salida.

Julio María Sanguinetti

No tengo idea. Por ahora estamos trabajando. Estamos sembrando.

Regresar tras varios años fuera del ruedo

Cuando Sanguinetti terminó su segunda presidencia en marzo de 1999, dejó pasar un período sin dedicarse a la política partidaria. Volvió para 2005, tras ser electo senador. Después se dedicó a dar conferencias por el mundo, a escribir libros que cuestionan la versión izquierdista sobre los hechos de la historia reciente, a su labor como columnista para medios uruguayos y del extranjero, y a acudir a los actos colorados en los que fuera invitado por otros miembros del partido. De hecho Sanguinetti fue en octubre pasado a la presentación de Batllistas Orejanos, el grupo del diputado Fernando Amado, uno de los más críticos con el expresidente dentro y fuera del partido.

Fuente: El País